En este post vamos a hablar de las diferencias entre acero calibrado y acero laminado, ya que cuando necesitamos comprar un tipo de acero tenemos múltiples opciones en el mercado y debemos de saber cual es la opción correcta en función de la aplicación que le vamos a dar al acero.
Dependiendo de la tolerancia dimensional que necesitemos y de sus propiedades mecánicas eligiremos uno u otro. Dichos factores también afectaran al coste de dicho acero con lo cual siempre tendremos que tener presente la aplicación para la que vamos a utilizar el acero.
Antes de nada, debemos de aclarar que las denominaciones de acero calibrado o acero laminado tienen que ver con su proceso de conformación, no con la composición química del acero que podrá ser de muchas clases diferentes.
Acero Calibrado
Los aceros calibrados destacan por tener unas tolerancias dimensionales muy estrictas, además son aceros que han pasado por tratamientos térmicos para la eliminación de tensiones internas con lo cual tienen una estructura homogénea. Tanto su acabado como su aspecto son muy buenos, esto sumado a lo anterior hacen que sea un acero de gran calidad.
Usos del acero calibrado
El acero calibrado es muy popular, sobre todo en la industria, donde tiene multitud de usos gracias a su grado de precisión.
- Fabricación de maquinaria: a menudo se emplea en la fabricación de diferentes componentes de maquinaria y equipos donde la precisión es fundamental.
- Herramientas: se utiliza para la fabricación de herramientas de corte, ejes, engranajes, pistones, etc.
- Fabricación de piezas de responsabilidad: con este tipo de aceros se fabrican una gran variedad de piezas donde se necesitan buenas tolerancias dimensionales y una buena resistencia mecánica.
Ventajas del acero calibrado
Una de las principales ventajas de utilizar acero calibrado para la fabricación de piezas es su precisión dimensional y su acabado. Cuando partimos de un acero calibrado para la fabricación de una pieza, por ejemplo una placa de una máquina, no nos vemos obligados a tener que dar un mecanizado previo para “limpiar” las caras, sino que podemos trabajar la pieza directamente con lo que ahorramos mucho trabajo.
La maquinabilidad del acero calibrado es mejor, al haber pasado por tratamientos térmicos para la eliminación de tensiones internas y obtener una estructura homogénea, nos facilita mucho la labor del mecanizado. Gracias a ello, cuando estamos mecanizando una placa como la del ejemplo, la placa no se combará tan fácilmente, especialmente en espesores pequeños.
Acero Laminado
El acero laminado es un tipo de acero que al salir de la siderurgia es convertido en acero bruto fundido en lingotes de grandes, que posteriormente es laminado para conseguir los diferentes tipos de perfiles comerciales, placas, barras redondas, etc. que existen. El proceso de laminado consiste en hacer pasar el material entre rodillos para reducir el espesor y hacer más uniforme el acero. Su objetivo es mejorar las propiedades mecánicas del material (límite elástico, resistencia a la tracción, …). En este proceso las tolerancias dimensionales que conseguimos no son muy ajustadas, a diferencia del acero calibrado donde obtenemos unas tolerancias más precisas y un mejor aspecto.
Hay dos tipos de laminado, clasificados en función de la temperatura. Acero laminado en caliente y acero laminado en frío.
Acero laminado en caliente
Llamámos acero laminado en caliente al acero que ha pasado por el proceso de conformación a una temperatura superior a los 926º grados, es decir conformamos al acero por encima de su temperatura de recristalización. Al acero por encima de la temperatura de recristalización se le puede dar forma con mayor facilidad que al acero en frío, además permite partir los lingotes de acero en tamaños de mayores dimensiones. Su costo es menor a la conformación del acero mediante laminado en frío, y por lo general, se fabrica se fabrica el proceso de forma ininterrumpida por lo cual evitamos tener que recalentar el acero.
Una de las razones porque la que con este proceso no se consiguen unas tolerancias precisas, es porque durante el proceso de enfriamiento el acero se contrae, haciendo que su tamaño definitivo sea menos predecible que los aceros laminados en frío.
El acero laminado en caliente nos permite conseguir tamaños muy grandes piezas de una gran variedad de formas. Por esto, es muy empleado en aplicaciones estructurales.
Acero laminado en frío
El acero laminado en frío, a diferencia del acero laminado en caliente, sufre un proceso de conformación a temperatura ambiente, lo que permite su recristalización. Al fabricarse a una temperatura mucho más baja no tendremos cambios del tamaño del materia, con lo que conseguimos unas tolerancias más precisas a diferencia de lo que ocurre con el acero laminado en caliente.
Al pasar el acero un proceso de laminado en frío, el acero aumenta su dureza y su resistencia aunque se reduce su ductilidad, por lo cual debemos de someter al acero a un recocido posterior para aliviar tensiones internas. Un acero laminado en frío, es una operación posterior que se le ha hecho a un acero previamente laminado en caliente de unas dimensiones mayores.
El acero laminado en frío al tener unas mejores tolerancias y requerir de un proceso posterior es más caro que el acero laminado en caliente.
Usos del acero laminado
- Construcción: perfiles estructurales, vigas, puertas, ventanas, rejas, etc.
- Fabricación de maquinaria: con acero laminado se fabrican piezas y componentes como pueden ser ejes, pasadores, chavetas, etc.
- Chapa: se lamina el acero para conseguir rollos de chapa de diferentes espesores.